Al vivir en un ambiente lleno de objetos, estás señalando a tu cerebro que siempre hay que hacer algo. Tu cerebro se ve obligado a decirte que tienes que seguir adelante, y el descanso ya no es una opción.
Tener un desorden físico también significa que tu cerebro siempre recibe estímulos e información que no necesita. Te permites ser víctima de la desorganización, y esa desorganización puede causar estrés, ansiedad y depresión.
Empiece a aclarar su entorno físico
Determina si necesitas todo lo que tienes.
Lanza múltiples duplicados de los artículos.
Guarda solo lo que necesitas, con algo de lo que amas.
Sé despiadado y tira todo lo que no sea útil.
Tome cada habitación, evalúe para qué se usa, y retire las cosas que no pertenecen.
Encuentra un hogar para todo lo que tienes. Si no encuentras un hogar, deshazte de él.
Nunca dejes una habitación sin dejarla limpia. Limpiar a medida que se va es más efectivo que hacer todo a la vez.
Haz a los miembros de la familia responsables de sus artículos. Deja de responsabilizarte de las cosas de otra persona. Bono: criarás humanos responsables.
No abordes el desorden físico de una sola vez. Este proceso llevará tiempo. No te preocupes por terminar en un día, una semana o incluso un mes.
Respira. Reflexiona. Continúa.