MÁS ALLÁ DE LA LEYENDA Un Chico solo


A veces me gusta “desenmascarar” un poco los mitos, reducirlos a una dimensión más humana. Es este el caso de Robert Johnson, desde siempre definido “demoníaco”, “oscuro”, ligado en cierto sentido al Maligno y a aquella imagen Dark de pionero del rock. Sobre él se ha dicho de todo y de más, pese a que, como en el caso de muchísimos artistas de la época, los datos biográficos a nuestra disposición sean realmente escasos. Pero quizá sea precisamente la Leyenda que incide sobre la inmortalidad de su figura y que, a mi parecer, acentúa también el espesor artístico de la misma. No puedo esconder que su personaje no me resulta simpático y probablemente muchos de vosotros me odiarán por esto: sin embargo, no es mi costumbre tener pelos en la lengua, es más, adoro llevar a la luz verdades incómodas. En el caso de Robert Johnson, me he esforzado mucho para remontarme a la realidad VERDADERA de los hechos, ¡y os aseguro que he encontrado bocaditos jugosos para vosotros lectores! Pero vayamos en orden. Una infancia seguramente difícil, pero en ningún caso oscura, como muchos afirman.

La madre se llamaba Julia Major y fue seguramente una mujer... ¡muy exuberante! En el 1889 se casó con un tal Charles Dodds, que poseía terrenos y también un pequeño negocio de muebles de mimbre. El hombre parece quizá de origen judío y no era muy bien visto en la pequeña Hazlehurst, en el Misisipi, donde vivía la familia. Hábil comerciante, atraía la envidia de otros pequeños propietarios de la zona, probablemente también molestos por el hecho de que no fuese un “puro americano”.


Aquí está la primera casa de Robert Johnson en Hazlehurst.

Ya era una ruina cuando, en los años 90, la pequeña ciudad decidió restaurarla y convertirla en un museo.

La casita fue construida por Charles Dodds e inicialmente tenía un pórtico, que se ve también en alguna fotografía vieja de Johnson. Comodidad de la época: ¡la casa gozaba también de agua corriente!


Se sabe que en la época las cosas se precipitaron demasiado deprisa: habiendo llegado a las manos con los hermanos Marchetti (¡y parece que se hubiese escapado también el muerto!), Charles fue obligado a huir en la misma noche en el 1909, haciendo borrar sus huellas. Habiéndose quedado sola con 10 hijos sobre las espaldas, la pobre Julia no sabe qué hacer: aislada, señalada, objeto de varios abusos, no consigue hacer prosperar la pequeña fábrica, que va a la ruina. Mientras tanto, el marido se ha mudado a Memphis y se ha cambiado el nombre a Spencer. Reuniendo algún dinero de ambas partes, Julia consigue enviar, de dos en dos, a los hijos más pequeños al padre, hasta que se queda sola en Hazlehurst con las hijas mayores. Y aquí la tragedia explota: obligada a cerrar también el pequeño negocio de muebles porque no consigue pagar los impuestos y encontrando cobijo en una casucha abandonada en la periferia, la pobre mujer es obligada a hacer aquello que hoy llamaríamos “trabajos estacionales” para sobrevivir, recogiendo algodón doce horas al día por las plantaciones cercanas.


Aquí la misma casa de antes, después de la restauración, más o menos como se ve hoy.

Aquí tiene una breve relación con un campesino del lugar, un tal Noah Johnson, y se queda embarazada del pequeño Robert, que en los primeros años de vida es educado en realidad por las hermanitas. Durante una época, la cosa es escondida a las orejas del marido Charles... ¡pero no por mucho tiempo! Incapaz de comprender la soledad de la mujer, este último desencadena rayos y truenos, rechazando reconocer al niño durante los años siguientes, a pesar sin embargo de que haga desesperados intentos de reunir a la familia. Lo conseguirá 10 años después, pero el pequeño Robert (Leroy) seguirá siendo para siempre “el bastardo” mal tolerado y poco amado. Para consolarse de la traición de la mujer, parece que, aun así, este ya hubiese establecido con anterioridad una relación estable y tenido dos hijos con otra mujer, por lo que, cuando finalmente la familia se reunió, se trataba en la práctica de una gran familia “alargada” que comprendía los diez hijos de Charles y Julia, los dos nacidos de Charles con su amante y el pequeño Robert. ¡No era para estar muy contentos en una situación del género!


Aquí el certificado original del censo de 1920... En este periodo, el pequeño Robert vivía ya con la madre y el padrino Dusty Willis en Arkansas. Es interesante cómo el apellido del niño está indicado con Spencer

Inútil decir que el matrimonio entre Charles y Julia se desmorona; en 1919 encontramos a esta última casada de nuevo con un cierto Dusty Willis, y la nueva pareja se va a vivir a Robinsonville, sobre el delta del Misisipi. Robert está con ellos pero la relación con el padrino es muy difícil. El chiquillo se ha enterado hace poco de quién es su verdadero padre y, rencoroso en las comparaciones entre ambos padrinos, grita el apellido Johnson a los cuatro vientos.

Es combativo, irascible, sufre de continuos dolores de cabeza. Aun habiendo aprendido a leer y a escribir con anterioridad (¡y algunos dicen que tenía una escritura bonita!) no quiere ir más a la escuela y no acaba ni siquiera la escuela primaria. Su único consuelo es ir a la orilla del río y tocar la harmónica y el “arpa del judío”.


En casa es totalmente inútil y de trabajar en los campos ni se habla. En 1920, la pequeña familia se traslada en Arkansas a Lucas Township, Crittenden County, como parece demostrar un censo de 1920, pero las cosas no van mucho mejor. Es bien sabido que Robert tenía un ojo “bailarín”, esto es, un ojo más pequeño que el otro, y que tenía notables dificultades de atención. Se susurra que pudiese haber sufrido epilepsia... pero no me apetece confirmar este dato, también porque muchas crisis de agresividad típicas de la edad adolescente pueden ser confundidas con esta enfermedad. Y parece que el buen Robert de crisis... tenga una cuantas, ¡visto que al final la familia se resigna a su vida de vagabundo!


Así se veía Crittenden County en 1920

Con 14 años comienza a visitar las barcazas musicales sobre la orilla del Misisipi, a fumar, beber y salir con mujeres. Contagiado con la música de Son House y Willie Brown, se refugia en el Blues, pero la música “maldita” es odiada por la familia, que aísla esta pasión suya de todas las maneras. Quizá nace en este período la manía del joven Johnson de tocar en los cementerios y en los bosques oscuros: lejísimos del pensamiento del “demonio”, el pobre Robert busca simplemente un lugar escondido para practicar en paz su pasión y llorar en silencio. Todavía sin haber sido “tocado” por el Maligno, a los 15 años es un adolescente inquieto y, en realidad, un inadaptado.

Ahora, antes de continuar, me gustaría concentrar vuestra atención en esta famosa “arpa del judío”, de la cual tantos hablan, y si miráis en derredor encontraréis muchos artículos sobre Robert Johnson que afirman que la tocase... sin ir MÁS ALLÁ en la descripción. No obstante, ¡este pequeño instrumento dice mucho sobre la psicología y, sobre todo, sobre las capacidades artístico-musicales del joven Johnson!


Así se veía Crittenden County en 1920

La “Jew's Harp” es en la práctica... un ARPA DE BOCA, un instrumento de origen gitano que era tocada por los nómadas del Rayastán ya desde el 1500 y que, como muchos otros, había llegado a las orillas del Misisipi junto con los inmigrantes italianos y judíos, que lo habían adoptado. Hoy como ayer, llamar a alguien gitano era llamarlo en modo despreciativo, esto es, “cíngaro”. El pequeño instrumento era entonces casi el símbolo de un estilo de vida fuera de los esquemas, por no decir descarriado. Era además muy fácil de obtener, fabricar y también tocar; no se necesitaba ninguna habilidad particular, tan solo la constancia. Probablemente Johnson la utilizaba también para alcanzar estados de trance y bienestar (hoy lo llamaríamos de “subidón”), porque las vibraciones del instrumento conjuntamente a la utilización de alcohol inducía a una forma de alejamiento de la realidad y de disociación, técnica probablemente aprendida en los locales de mala reputación del Delta.


El arpa del judío, de matriz claramente afro, es hasta ahora extendida en Nueva Guinea, entre los Papuas.

Obviamente con las debidas modificaciones.

Además de tocar el arpa y la harmónica, nuestro Robert parece que hubiese iniciado también a trabajar un poco para sustentarse, sobre todo cuando las relaciones con la madre y el padrino se derrumbaron por completo. Estamos en 1928 y Johnson trabaja como peón en la plantación Abbay-Leatherman cerca de Robinsonville.

Aquí, muy probablemente, encontró al primer y único gran amor de su vida, Virginia Travis, que después esposó a la edad de 18 años en Penton, Misisipi, el 17 de febrero de 1929. Ninguno de los dos tiene dinero y van a vivir a casa de la hermana de esta, Bessie, y del cuñado Granville Hines. Parece que la modesta casita estuviese situada en los alrededores de una comunidad que ya no existe más, la New Africa, pero por tener una idea de cómo estaba orientada social y culturalmente podéis hacer un pequeño viaje a New Road Africa en dirección a Clarcksdale. Se trata todavía hoy de una comunidad bastante rígida, un poco cerrada y seguramente movida por un gran fervor religioso. Todo parece bastante limpio y ordenado y la vida transcurre tranquila según un orden social bastante férreo. ¡Vivir ahí en 1929 no debía ser una diversión para un tipo como Robert Johnson!


Una rarísima imagen que retrata a Robert Johnson sobre la barandilla de su casa en New Africa, donde vivía con la mujer Virginia, la hermana de esta y el cuñado. Es 1928.

Aunque trabajase y amase a la mujer, una tímida y dulce quinceañera ocupada con las tareas de la casa, es bien sabido que Johnson no toleraba la vida rural y que se escapaba de casa muy a menudo. Se retiraba a los locales de mala muerte y a las barcazas sobre el río, persiguiendo un sueño. Ya corrupto por la música Blues y por la obsesión fanática por Charlie Patton y Son House estaba muy poco junto a la mujer, ya embarazada del primer hijo. Pero la tragedia está detrás de la esquina. En la noche entre el 9 y el 10 de abril de 1930, Virginia muere de parto con el pequeño Claude Lee en el vientre: Robert no está con ella, sino tocando para clientes borrachos en las barcazas del Misisipi.

Cuando vuelva a casa dos días después encontrará a la mujer muerta... y sepultada, y el ostracismo de toda la comunidad que lo acusa de “disoluto, libertino y esclavo del demonio”. Asaltado por la cuñada Bessie, que lo acusa públicamente de “haber vendido el alma al diablo y de haber así asesinado a su mujer”, el muchacho es literalmente echado fuera de casa, humillado, herido y con el ánimo completamente destrozado. Desapareció el mismo día e comenzó a vagar por los trenes de mercancías de ciudad en ciudad, adoptando cada vez nombres diversos: Robert Spencer, Robert James, Robert Barstow y Robert Sacks. Lo reencontramos por un breve periodo en Hazlehurst, probablemente a la búsqueda de consuelo. Quizá lo encontrará en uno de los hermanastros del padrino Charles, que le enseñará los rudimentos de la guitarra, e incluso le regala una, una Gibson Kamalazoo che él tendrá consigo hasta la muerte. Aquí conquista a una mujer mucho mayor que él, Calletta Craft, con la que se casará en gran secreto en mayo de 1931 y que no solo le dará un hijo, sino que le permitirá (incluso favorecerá) las visitas a aquel que fue llamado “el Diablo en persona”.

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