Capítulo 2 – Conocemos a Eshú



Hablar de él siempre me ha impuesto mucho respeto y a veces creo que necesito saber cada día más, por eso toda la información que llega a mis manos la devoro en unos instantes y comparo todo lo que leo, de todo ello he aprendido que a Eshú le envuelve un misterio porque es el portador de la fuerza que envuelve nuestra existencia misma.

Si nos damos cuenta los colores de su representación son el rojo y el negro.

El rojo representa fuerza, vitalidad, energía, fortaleza, eficacia, brío, impulso, ánimo, potencia, nervio, poderío e ímpetu y el negro es lo oculto, lo recóndito, lo furtivo, lo velado, lo clandestino y lo arcano.

Todas estas características definen a Eshú a la perfección, que mejor que el rojo y el negro para su representación física.

El significado en sí de la palabra Eshú significa mensajero. Es el mensajero astral de los Orishás, sólo él puede atravesar una dimensión para pasar a otra y puede ver el futuro y el pasado. Su poder es incontrolable y su fuerza infinita.

Nos hablan de mensajero, de policía astral, para hablar de él no podemos olvidar hablar de Kimbanda, Umbanda, Candomblé, diferentes culturas afrobrasileñas en las que él está presente.

El equilibrio de todas es Eshú, es el nexo de unión lo que las hace funcionar a todas y en cada una de ellas tiene unas características definidas.

Protege a los hombres, cuida de ellos pero no asume sus errores. Les da la posibilidad de hacer el bien y el mal, sólo pide una recompensa por su trabajo, la cual hay que dar y nunca olvidarse porque sino su furia es terrible.

Es una entidad muy juguetona, bulliciosa, incansable, y traviesa, gusta de hacer bromas a los hombres, le gusta mucho divertirse. Conoce el punto débil de cada uno y si le ofendes utilizará la información para que tu vida sea mucho más complicada, necesites su ayuda y no la encuentres.

Pone tentaciones en tu camino para permitirte la libertad de escoger la senda que quieras seguir, asume tus responsabilidades, luego no les pidas cuentas.

Es una entidad que regula tu karma, te pone en el camino dificultades y tentaciones, pero también te da la posibilidad de que lo rechaces y aceptes el sendero espiritual, el lugar de las tentaciones carnales, terrenales y materiales. Tú decides y el actúa.

Es quien realiza los trabajos encargados a los Orishás y los que le encargan a él mismo.

Cada Eshú trabaja para un Orixá determinado, de igual modo cada uno de ellos tiene ayudantes a su cargo, formando una perfecta organización jerárquica.

Espiritual con una misión individual y un trabajo propio (ver organigrama de la ley de Eshú).



Todos estamos a las órdenes de Dios e intentamos siempre hacer el bien. El malo no es Eshú sino cada uno de nosotros con nuestras actitudes y talantes, los rencores, odios y resentimientos que acumulamos en nuestro corazón y nos hacen actuar de una manera u otra.

Ningún Orixá te escuchará si antes no has encomendado tu petición a Eshú.

No hace ni el bien ni el mal, cumple las órdenes que le damos. Se le ve un niño juguetón e irresponsable que es feliz creando confusión entre nosotros y los Orishás. Lo que hace es responsabilidad nuestra porque él no distingue entre el bien y el mal.

No hay religiones ni entidades negativas sino personas con mala voluntad que hacen el mal y personas con buena voluntad que intentan remediarlo. Es necesario la existencia de ambas para regular el funcionamiento del universo.

Es el agente mágico universal, el enviado, mensajero de los Orishás por eso recibe las ofrendas en primer lugar.

Antes de cualquier ofrenda a un Orixá se deberá hacer homenaje y sacrificio a Eshú, el calmado y comiendo quedará contento y dejará que se realice la ceremonia al Orixá en paz.

Eshú es el señor de los caminos, dueño de la producción que da la tierra y de todo lo relacionado con la fecundación y productividad. El habló a los Orishás para decirles que seguiría siendo su mensajero pero que a los hombres los trataría diferente y les haría vivir con sus miedos y asustarlos con ellos, sería el demonio de los blancos par que su pueblo dejara de sufrir la esclavitud a la que estaba sometido, el lucharía con las emociones, recelos, aprensiones, desconfianzas, turbaciones y dudas de los blancos y el resultado sería una mejor existencia para su pueblo. Los Orishás meditaron lo que les dijo y mandaron sus Eshús a la tierra. A partir de aquí cuenta la leyenda que Eshú se convirtió en demonio para los blancos de alma oscura.

La contradicción de identificarlo con el demonio de los cristianos fue debido a que los sacerdotes se encontraron que al querer imponer su religión aplicándola por la ley de la fuerza a los esclavos tuvieron muchas dificultades, conflictos y problemas: demasiados dioses y divinidades de un pueblo al que estaban sometiendo.

Los misioneros se vieron obligados a adaptarse a todo el panteón Menina, pero por supuesto, no nos olvidemos, faltaba el demonio cristiano y quien mejor que Eshú al que no conocían y su ignorancia les hacía temerles, no se preocuparon por averiguar que es quien tenía más afinidad con las personas y todos los pedidos que el pueblo esclavo les hacía eran asuntos de la vida misma.



Los humanos temen lo que no conocen y los blancos dominantes temían al negro sometido que adoraba al demonio, ya que éste le protegía de la injusticia, infamia, y el absolutismo del blanco.

El miedo junto con la ignorancia hace milagros, el pánico se apoderaba de los blancos cuando encontraban en las Encrucijadas, cercas de sus casas, cruce de caminos, etc. los ebos de ofrenda a Eshú para cualquier petición, ellos sólo veían el demonio lanzado contra ellos.

Otra baza a favor de identificarlo con un demonio es su representación en rojo y negro, el simbolismo de masculinidad que representaba y su escenificación física que era con un gran falo en la mano. Esta imagen sólo podía representar a un demonio.

A Eshú debe ofrecérsele siempre en primer lugar, es un fundamento indicado de todos sabido, pero cuál es el origen de esta tradición, hay varias leyendas:

– Eshú era el dueño de la adivinación que le había dado Orunmilá y estaba harto porque los hombres lo molestaban día y noche e Ifá hizo un pacto con él. Eshú quería protagonismo y primacía en todas las ceremonias e Ifá se lo prometió si le da el don de la adivinación que tenía. Lo cual Eshú aceptó y pasó a ser el primero en recibir las ofrendas.

– Eshú se enteró de que Obbatalá se encontraba enfermo y que nadie podía solucionar su problema. Se presentó y con unas hierbas lo curó. Obbatalá le dio como premio que en todas las ceremonias fuese servido en primer lugar.

– El rey Congo tenía tres hijos: Shangó, Ogún y Eshú, éste era un niño problemático y turbulento.

Un día murió y a partir de entonces cada vez que hacían un sacrificio a los espíritus o hacían una fiesta religiosa nada salía bien, los ruegos a los dioses no eran oídos, los rebaños morían por las epidemias, las cosechas se estropeaban, los hombres y los niños enfermaban.

Se recurrió a un babalao que consultando los obis le dijeron que Eshú tenía celos y quería parte de los sacrificios.

Nadie se acordaba de él, era aquel negrito tan pesado e incordiante que siempre estaba molestando. Así en adelante no se pudo hacer nada sin que él fuera servido en primer lugar para no molestarse.

Eshú tiene como compañero y mensajero a Ifá que lleva el destino del universo dictado por los Orishás, es su portavoz y mensajero.

Él abre y cierra los caminos, tiene la llave de todas las puertas, es hijo de Oyá, mensajero de Obbatalá, hermano de Ogún y camarada de Shangó.

Solo rinde homenajes al Orixá mayor. Uno de sus símbolos es una serpiente porque ella siempre está durmiendo en los caminos y Eshú es el dueño de los caminos.

Eshú es una palabra Menina que significa esfera, energía cósmica en movimiento, actor emprendedor, fermento y fabricante de reacciones.

Le gusta hacer el bien a través de curaciones, quitar ojeos o trabajos de magia negra personales, deshacer trabajos o cortar embrujos. Cuando a una persona le quitamos de encima una entidad negativa: quiumba, él es el encargado de llevarla al lugar que le corresponde en el astral.

Es una entidad de luz vigilante para que todas las almas desencarnadas evolucionen.



Le llaman el vigilante astral, un policía que controla cada alma en su ubicación justa según su purificación o elevación espiritual.

Controla las encarnaciones de la tierra, mantiene apartados las encarnaciones de los espíritus de baja evolución par que no entren en contacto con nosotros.

Otra función aparte de atender nuestras llamadas y pedidos es llevar a cada espíritu de la persona muerta al lugar que le corresponde, tiene que mantener el orden que Dios ha creado.



Te pone todas las tentaciones a tu alcance pero tú decides lo que hacer con ellas, puedes elegir el camino para tu ascenso espiritual. Él no te hace ser malo, pero si decides serlo puede ayudarte, ándate con ojo, todo se lo cobra y el precio para las cosas que no son justas es muy alto.

Nosotros le hacemos una ofrenda y le damos luz a través de las velas para pedirle ayuda para resolver una serie de problemas que nos preocupan. Si una persona nos envía algo con mala intención él se encargará de deshacerlo siempre que esté bien atendido.

Tiene todo el poder sobre las puertas, Encrucijadas, caminos, etc. Cualquier cosa que sea un avance o un paso.

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